Hipertensión Arterial
Programa de prevención para la Hipertención Arterial
¿Qué es la Hipertensión Arterial?
La hipertensión es una enfermedad de la pared arterial y se caracteriza por producir cambios en su estructura: reducción del diámetro de la arteria o su endurecimiento. De esta manera, la sangre fluye con más fuerza aumentando el daño y provocando la elevación de la presión arterial por sobre los valores considerados normales: por debajo de 140 de sistólica (contracción de la arteria) y por debajo de 90 de diastólica (dilatación de la arteria). Es decir que 140/90 ya es hipertensión. En el cuerpo humano existe un sistema regulador, denominado neurohumoral, que modifica el tamaño de los vasos sanguíneos, y esto provoca el aumento o reducción de la presión arterial. Cuando el diámetro de éstos disminuye, la sangre necesita más fuerza o presión para poder circular y si esta situación no es encauzada, es ahí donde surgen los problemas.
El comienzo de la hipertensión es asintomático, y los médicos la llaman «silenciosa», ya que en la mayoría de los casos, no presenta síntomas. Sin embargo, algunos de los afectados pueden padecer dolor de cabeza, irritabilidad y mareos, aunque no a todas las cefaleas se les puede atribuir la enfermedad.
Causas
- Factores genéticos.
- Factores hereditarios: tener familiares que hayan padecido la enfermedad.
- El sexo: en el sexo masculino prevalece entre los 35 y los 40 años, mientras que en las mujeres se manifiesta a partir de los 55 y hasta los 60 años.
- Consumo de sodio y grasas.
- Estilo de vida sedentario.
- Tabaquismo.
- Consumo de alcohol en exceso.
- Estrés y determinados estados emocionales.
- Obesidad.
- Diabetes.
- Dislipemia.
- Enfermedades del riñón o glándula suprarenal.
Consecuencias
- Accidentes cardiovasculares.
- Anginas de pecho.
- Infartos de miocardio.
- Insuficiencias cardíacas y renales.
- Demencia.
Tratamiento y Prevención
El tratamiento es de por vida ya que la enfermedad no se cura, sino que se controla periódicamente mediante la medición de la presión arterial.
Tiene dos pilares básicos:
- Modificación de hábitos: aprender a alimentarse, realizar actividad física, dormir bien para evitar el estrés, restringir el consumo de sal y grasas, evitar el exceso de alcohol y suprimir por completo el cigarrillo ayudan a mejorar la calidad de vida y controlar la presión arterial. Los alimentos que contienen un elevado contenido de sodio son los embutidos, fiambres, quesos duros; los productos de copetín, conservados en salmuera, de confitería, y productos enlatados o envasados, que tienen conservantes derivados, en su mayoría, del sodio.
- Farmacológico: en el caso de que al paciente se le indique un determinado medicamento para mantener controlados y estabilizados los niveles de la presión arterial, es fundamental que no se lo abandone -salvo indicación médica-, ya que pueden producir efectos «rebotes» -según cada fármaco- y la presión puede subir más.